Cristo del Museo, Cristo único
La Semana Santa de Sevilla está llena de anécdotas, leyendas y curiosidades, cada día en esta sección os iremos contando una de ellas referente a una hermandad o un itinerario de ese día. Empezamos pues por el Lunes Santo y el Cristo del Museo.
Dicen que no es leyenda, sino realidad que hubo en Sevilla un famoso escultor, nacido en Córdoba, de apellido Cepeda, el cual, siendo casi un niño, se escapó de su casa y se alistó como soldado en los Tercios. Destinado a Italia, tuvo ocasión de conocer en Roma y en Florencia. Recibió clases de modelado y escultura durante varios años de permanencia en Roma, y cuando ostentaba el grado de capitán decidió abandonar la carrera de las armas. Todo esto es rigurosa historia, y ahora viene lo que no sabemos si es tradición o leyenda.
La Hermandad del Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas encargó al Capitán Cepeda la imágen del Cristo de la Expiración. Éste no la hizo, como era costumbre, en madera, sino que sacó un molde en barro y en él fundió una pasta de madera molida con ciertos componentes de goma y resinas , pulimentando luego la figura.
Tan perfecta salió la imágen, que la Hermandad no quiso que pudiera haber otra igual en Sevilla, y para evitarlo obligó a que por mano del alguacil, y ante notario, fueron llevados los moldes al puente de Triana y rompiéndolos en pedazos se arrojasen al río.
Y ahora todo se vuelve más leyenda. Cada día Cepeda iba a la Iglesia de la Merced (edificio donde hoy está el Museo de Bellas Artes) para admirar aquella obra portentosa, y poco a poco le llegó al escultor la locura. Cierta noche, desde el puente de Triana se arrojó al río para buscar en sus profundidades los trozos del molde, aunque lo que encontró fue la muerte.
Cada Lunes Santo, los sevillanos y visitantes puede admirar a este crucificado único.
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