Sevilla,
junto a Granada y Toledo es una de las capitales que sigue manteniendo la festividad del Corpus Christi en su día originario:
el jueves. Esta tradición, de origen belga, arranca en la
Baja Edad Media, es la fiesta que se dedica al
Cuerpo y la Sangre de Jesús, en su representación por medio del pan y el vino, celebrada en todo su esplendor 60 días después del Domingo de Resurrección, coincidiendo siempre en jueves. Centrándonos en Sevilla, hay que remontarse a
principios del siglo XV, cuando se acuerda el recorrido de la procesión, el mismo que aún hoy se realiza. Los primeros datos se remontan a 1426.
La
Custodia Procesional de Sevilla es una de las grandes joyas de la platería renacentista, del siglo XVI, obra del platero nacido en León, Juan de Arce, el cual se traslada a Sevilla para realizarla. La obra de
Arfe se vio continuada, entre otros, por Francisco de Alfaro, que realizó la Custodia chica o de la Santa Espina, cuya obra se vio reforzada por la abundancia de plata procedente de América.
Los Seises, que
sólo bailan en la festividad de la Inmaculada Concepción y en el Corpus son 12 niños, ataviados en esta ocasión en rojo que danzan delante del Santísimo en la Catedral. Durante la procesión entonan junto al coro los motetes eucarísticos, pero no bailan.