Esta tarde a partir de las 7, y hasta las 8 y media aproximadamente el torero Manuel Díaz “El Cordobés” estará firmando ejemplares de sus memorias en la librería Beta Imperial de la calle Sierpes. La entrada es libre hasta completar aforo.
Manuel Díaz, a pesar de su juventud (nació en 1968), acaba de publicar un libro de memorias que ha titulado Manuel Díaz “El Cordobés”: De frente y por derecho, en el que el diestro relata los logros y sin sabores de su vida personal y de su trayectoria profesional. Quienes lo han leído lo califican de un libro sincero, escritas por un hombre que tuvo que hacerse a sí mismo, y forjó su propio destino.
El libro salió editado el pasado noviembre, el 27, y está dedicado a todas las madres que defienden su verdad, y es que Manuel Díaz ha tenido en la suya, María Dolores, el gran apoyo de su vida.
Desde que se lanzara por primera vez a la plaza como espontáneo, en una corrida, precisamente de su padre, Manuel Benítez “El Cordobés”, han pasado diecisiete años de profesión, 18 cornadas y más de tres mil toros lidiados.
En lo privado Manuel ha conocido el amor, la paternidad, y la amistad de gente a la que respeta, pero sigue anhelando que su padre se sienta orgulloso de él. Dice que sólo se han vuelto a cruzar en un viaje en AVE.
matador
Cincuenta aniversario de la muerte de un mito, Juan Belmonte
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Hoy 8 de abril se cumplen 50 años de que Juan Belmonte García, al que también llamaban El fenómeno o el Pasmo de Triana, se quitara la vida en su finca de Utrera. En absolutsevilla queremos contarte algunas cosas de su vida, y su leyenda.
Juan Belmonte nació el 14 de abril de 1892 en La Alameda, en lo que hoy sigue siendo el número 72 de la calle Feria, pero muy pronto se fue a la otra orilla, al barrio de Triana. Dicen de él que era un niño inquieto, que desde pequeño se escapaba a las capeas de becerras y al toreo nocturno de las dehesas. Lo cierto es que vistió su primer traje de luces en Elvas, Portugal, con 17 años y debutó con éxito en la Maestranza de Sevilla a matar en agosto de 1910.
Belmonte, que no se movía en la plaza, consiguió dar el paso más importante del toreo, que abandonó el carácter decimonónico para psar al toreo moderno. Su revolución se basa en conceptos: la quietud y el temple ante el toro. Su temeridad y su valor le convirtieron en mito, intelectuales y artistas le admiraron.
Con José Gómez Ortega, conocido como Gallito o Joselito, mantuvo tal competencia que daría lugar a la edad de oro del toreo; nunca se sobrepuso a su muerte, el 16 de mayo de 1920. Dos años después dejó de torear, reapareció tres años después, y aunque su toreo conservaba perfección y hondura, la falta de rivales y de nuevos retos le abocó a un nuevo retiro en 1927. Volvió, una vez más, en 1934, para retirarse definitivamente el 29 de septiembre de 1935.
Se dedicó a la ganadería brava en su finca Gómez Cárdeña en Utrera, Sevilla, lugar que abandonaba para frecuentar Madrid, y el círculo de intelectuales y artistas. En esa misma finca, el 8 de abril de 1962, después de pasar 3 horas montando a caballo, volvió a su casa y se pegó un tiro. Como Joselito, está enterrado en el cementerio de San Fernando.